Desde pequeño y debido al círculo donde me he criado, he vivido en el campo muchos años, siempre me llamó la atención el trabajo en el cuero.
Desde luego, en mi mente jamás se posó la idea, que algún día, se podría convertir en un medio de vida y en algo más, en mi verdadera pasión.
Pero lo que era un juego de niños, alentando y heredado por dos “grandes maestros, mi padre y mi abuelo”, quienes poco a poco y con el interés natural de transmitir esos conocimientos, fueron forjando el profesional que soy hoy. En aquélla época hacía cosas para mis allegados, familia, amigos, que servían, incluso, como medio de distracción y de juego.
Pero en aquél momento mi “profesión” profesor de polo, me llevó lejos de mi Argentina natal y me adentró de forma intensa en el tratamiento de un material como el cuero, y aquello que era una distracción comenzó a convertirse en algo más serio.
Ya en Estados Unidos y con tan sólo veinte años, ejerciendo como Profesor de Polo comencé a realizar arreglos de guarnicionería, desarrollando ampliamente la técnica artesanal en la fabricación de monturas, cabezadas, riendas y todo tipo de material ecuestre.
Pero mi inquietud por conocer mundo, sin pensar siquiera que seguía enriqueciendo mi formación en el tratamiento del cuero, me lleva a Nairobi (Kenia) como Profesor de Polo, donde incorporo técnicas Africanas en el tratamiento del cuero.